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El Anillo Único y Áuryn. Estudio comparativo

Por Pilar Albarrán Mayoral. El Anillo Único y Áuryn. Estudio Comparativo, artículo publicado originalmente en 2012 en la revista ESTEL 75.

 

 

El Anillo Único y Áuryn son dos joyas en torno a las que giran el relato y los personajes de dos novelas muy conocidas, clasificadas como pertenecientes a la literatura épico-fantástica occidental. Me refiero a El Señor de los Anillos (1954-55) de J.R.R. Tolkien y a La Historia Interminable (1979) del escritor alemán Michael Ende.

Cada una de las obras anteriores tiene una serie de características propias, bien definidas, resultantes del pensamiento y sentimientos de dos personalidades humanas diferentes. Pero también se encuentran curiosas semejanzas entre ellas, consecuencia, probablemente, de la influencia del mismo tipo de fuentes de la mitología y cultura nórdica occidental donde las joyas mágicas, como anillos o medallones-amuletos, aparecen frecuentemente.

En ambas obras, personajes protagonistas (Frodo y Bastian) se ven obligados a cumplir con una importante tarea: destruir el poder del Mal en la Tierra Media (Frodo) o salvar de la Nada el mundo de Fantasía (Bastian). En ambos casos, y en relación con esa importante tarea, hay dos joyas, (Anillo Único y Áuryn) que los dos personajes llevan colgadas con una cadena al cuello y cuyo poder tratará de poseerlos para, en definitiva, obstaculizar la consecución de la tarea.

Los efectos que producen las joyas varían de personaje a personaje. En general, afectan más a aquellos para los cuales el poder es importante. Y menos a aquellos cuyo sistema de valores considera esencial la libertad, sin ansiar poder para someter a los demás a sus ideas o para servirse de ellos. Así, los personajes que, como Atreyu, Fújur, Caíron, en La Historia Interminable, y Bilbo, Frodo, Sam, en El Señor de los Anillos, no se ven tan afectados por ser portadores de las joyas son aquellos que no ansían poder sobre los demás, están satisfechos con lo que son y no desean ser otra cosa. Por el contrario, un Sméagol-Gollum o Saruman son atrapados completamente por la ambición de poder.

Algunos personajes, además, como Bastian, en La Historia Interminable, y Boromir, por ejemplo, en El Señor de los Anillos, desean intensamente poseer esas joyas como un remedio desesperado para destacar y acabar con su inseguridad y complejos. Atreyu, en La Historia Interminable, intenta avisar a Bastian del peligro del uso de las joyas; Frodo, en El Señor de los Anillos, advierte a Boromir y a su vez Sam, más tarde, advertirá al mismo Frodo. Me parece importante mencionar también a un número de personajes que son conscientes del enorme poder que podrían alcanzar con el uso de esas joyas, pero como ese enorme poder podría debilitar sus valores y equilibrio, superan de manera responsable la tentación de conseguirlo: Galadriel, Gandalf, Elrond…

Y para terminar, un caso muy especial es el de Tom Bombadil, a quien el uso del Anillo Único no afecta para nada.

Paso ahora a describir por separado cada una de las joyas y los efectos que producen en sus portadores.

I. El Anillo Único (El Señor de los Anillos)

Es un anillo mágico, de oro puro. Sus dimensiones y peso pueden variar según el portador. También varía su apariencia lisa si se pone en contacto con fuego: unas marcas aparecen en la lengua negra de Mordor. No es posible destruirlo: la única manera es arrojarlo a las profundidades del Monte de Fuego, en el abismo del Destino.

Su historia es bien conocida por todos los aficionados a la obra de Tolkien: desde que Sauron lo forjó, pasando por Isildur, Déagol, Sméagol-Gollum… hasta que llega a manos de Bilbo y de Frodo.

Dependencia, invisibilidad, vida prolongada y poder son los efectos que produce su contacto y uso:

Dependencia

El Anillo puede llegar a poseer y controlar al individuo que lo use. Los grados y matices de esta posesión dependen sobre todo de dos factores: el tiempo que ese individuo haya usado o estado en contacto con el Anillo y el modo de ser-carácter del portador (sus valores morales, su ansia de poder…).

Invisibilidad

Si el portador se lo pone, se vuelve invisible para los seres de su mundo y visible para los del «mundo del Anillo». Si se usa a menudo, el portador poco a poco va entrando en el mundo de las sombras, pudiendo llegar a convertirse él mismo en una sombra, a ser invisible permanentemente.

Vida prolongada

Aparentemente no se envejece tan rápido como el resto de habitantes de su mundo. El portador del Anillo no muere, pero a cambio de una vida sin crecimiento, una vida de tedio, hastío y tormento.

Poder

El grado de poder depende de la naturaleza del portador, pero siempre enfocado hacia el mal. Según palabras de Elrond, el Anillo no puede ser usado para hacer el bien, aunque en principio pudiera tenerse esa intención. Corrompe siempre el corazón del portador. Por eso, el Anillo tiene que ser destruido. Es un peligro incluso para las personas más sabias.

Efectos del Anillo en los personajes de El Señor de los Anillos

Hobbits: Gollum, Bilbo, Frodo, Sam.

Sméagol mata a Déagol (que había encontrado casualmente el Anillo en las profundidades de un río) para quedarse con él. El Anillo le dio el poder y la dependencia que correspondían a la naturaleza de Sméagol que, expulsado por su conducta del grupo de los hobbits, marchó, huyendo de la luz, a las profundidades de las Montañas Nubladas, para convertirse en Gollum: un ser con la mente dividida (Sméagol-Gollum). El Anillo le destroza la mente y su vida prolongada artificialmente pasa a ser un tormento insoportable. Su dependencia es completa.

Bilbo encuentra el Anillo en las profundidades de las Montañas Nubladas, después de que éste abandonara a Gollum. Lo utiliza para huir de peligros, para ayudar a sus amigos y, a veces, como en la fiesta de su 111 cumpleaños, por puro juego. Nunca fue consciente del peligro que encerraba el Anillo. De hecho, él nunca hubiera dejado a Frodo algo que hubiera considerado peligroso. Sí se había dado cuenta de que algunas veces cambiaba de tamaño y de peso, y de que podía salirse del dedo… y de todo ello había informado a Frodo. Nunca asoció su aparente falta de envejecimiento al Anillo, y sin embargo ya se empezaba a sentir inquieto y agitado, señal de que el Anillo estaba comenzando a ganar control sobre él. Decide marchar a Rivendell para pasar sus últimos momentos con los elfos y puede, voluntariamente, desprenderse de él y dejárselo a Frodo. Le cuesta un poco hacerlo, se irrita con Gandalf, pero se lo quita al fin, sintiéndose muy aliviado, libre y tan feliz como nunca se había sentido. Y es que, según dice Gandalf, los hobbits pueden resistir mejor los anillos de poder que el resto de la gente. A Bilbo el Anillo no le influye demasiado. Sus valores morales y su carencia de ambición le protegen de él y de su dependencia enfermiza.

Frodo recibe el Anillo de manos de Gandalf, una vez que Bilbo se ha marchado de la Comarca. Al entregarle el sobre con el Anillo, el mago le recomienda no usarlo y mantenerlo en secreto. Frodo ya conocía, porque se lo había contado Bilbo, la historia de cómo había encontrado y usado el Anillo para volverse invisible y algunas propiedades de la joya (su aumento o disminución de tamaño y peso, el que a veces podía salirse del dedo… de ahí que Frodo lo llevara al cuello, colgado de una cadena). Ni Bilbo ni Frodo conocían la malignidad del Anillo. Sólo al cabo de unos años Frodo, que sigue pareciendo un adolescente a pesar de haber cumplido ya los cincuenta (el único efecto que el Anillo ha producido en él), es informado por Gandalf de la verdadera naturaleza de la joya, de su terrible peligro. Más tarde, en Rivendell, se ofrece para llevar a cabo la destrucción del Anillo. Y es a partir de aquí que el Anillo, como si pudiera darse cuenta que lo llevaban al lugar donde ser destruido, empieza verdaderamente a producir sus malignos efectos en Frodo: gradualmente se va convirtiendo en una carga cada vez más pesada, que le produce agotamiento físico y psíquico. Sin embargo, el efecto nocivo del Anillo se ve frenado y contrarrestado por los valores morales de su portador: Frodo no quiere en absoluto el Anillo para su propio beneficio, no tiene necesidad de gobernar a los demás, siente una compasión infinita por los seres que han sido afectados por él (se compadece de Gollum, lo trata bien…). Pese a todo, el poder del Anillo va creciendo según se van acercando al lugar donde puede ser destruido y afecta cada vez con mayor fuerza a su portador, llegando por momentos a poseerlo. Quedando agotado, exhausto, sin esperanza, casi en su poder. Al final, cuando Gollum se lo quita, mordiéndole el dedo en que lo llevaba puesto, inmediatamente Frodo se siente libre y ligero. Los efectos nocivos del Anillo no son duraderos ni para Bilbo ni para Frodo porque nunca desearon su poder ni quisieron ser otra cosa que lo que ellos eran. El Anillo no los destruye.

Sam, después del ataque de la Araña Shelob, creyendo que Frodo está muerto, toma la espada Sting y el Anillo de Frodo y se pone la cadena con el Anillo al cuello. Al momento siente el peso del Anillo como una carga muy pesada, llena de maldad. Después, al ponerse el Anillo, porque quiere pasar sin ser visto a la torre de Cirith Ungol para salvar a Frodo, siente mucho más intensamente el poder maléfico del Ojo de Mordor: en la forma de soledad, miedo y sensación de peligro. Pero Sam es Sam y sigue siéndolo a pesar de las tentaciones del Anillo: se ve a sí mismo blandiendo una espada en llamas como un héroe afamado que puede hacer que una tierra en sombras, el valle de Gorgoroth, se transforme en un valle iluminado por un sol radiante, lleno de flores y árboles frutales. Y se siente reacio a devolvérselo a Frodo simplemente porque no quiere someterlo otra vez a llevar una carga tan pesada. Así es Sam.

Humanos: Isildur, Aragorn, Boromir, Faramir.

Isildur cortó la mano en que Sauron llevaba el anillo. Movido por la ambición de poder, se quedó con él y no quiso destruirlo a pesar de las advertencias de Elrond, pero al final el Anillo lo traicionó y lo condujo a su muerte.

Aragorn es un humano que ha vivido muchos años en el ambiente de Rivendell, por lo que ha podido asimilar algunas de las características positivas de los Elfos. No actúa movido por el deseo de obtener poder, aunque tenga muy de vez en cuando algunas ligeras tentaciones que puede superar pronto.

Boromir desea intensamente utilizar el poder del Anillo para así vencer a los enemigos de Gondor y ganar fama y gloria. Intenta quitar el Anillo a Frodo por la fuerza, ya que no le puede convencer de que se lo dé voluntariamente. Al final, consciente de su error, se enfrenta con coraje a los Uruk-hai para salvar a Frodo y ayudarle a que pueda continuar su terrible misión.

Faramir, al igual que su hermano Boromir (los dos están negativamente condicionados por la presión que ejerce sobre ellos su autoritario padre Denethor), desearía usar el Anillo como un «arma» que le podría hacer vencer en la batalla y conseguir el aplauso de los suyos, pero puesto que su poder es malvado, reflexiona y no lo toma. No desea triunfar de ese modo y por eso deja libres a Sam y Frodo.

Elfos: Elrond, Galadriel.

Elrond sabe que el Anillo no puede ser usado para hacer el bien, que es completamente malvado y tiene demasiada fuerza para poderlo gobernar a voluntad. De ahí que el Anillo deba ser destruido porque es incluso un peligro para los que conocen sus poderes. Por esta razón, no desea poseer el Anillo y se preocupa de su destrucción: convoca un concilio en el que se forma el grupo encargado de ayudar a Frodo a llevar a cabo la difícil tarea de la destrucción del Anillo.

Galadriel rechaza el Anillo cuando se lo ofrece Frodo, a pesar de desear internamente su poder. Galadriel prefiere seguir siendo ella misma antes que perderse por conseguir el Anillo y su inmenso poder.

Magos: Saruman, Gandalf.

Saruman desea tan intensamente el enorme poder del Anillo que para él desaparecen las fronteras entre el Bien y el Mal y se pasa sin escrúpulos al bando de Sauron. El ansia de poder lo destruye completamente.

Gandalf está de acuerdo con Elrond al pensar que el Anillo le daría un poder demasiado grande y terrible, que no podría dominar. Por esta razón lo rechaza cuando se lo ofrece Frodo, lo mismo que rechazará más tarde la proposición de Saruman de unirse al bando de Sauron.

Tom Bombadil

El Anillo no produce efectos de ningún tipo en él: no tiene poder sobre él porque Tom Bombadil es dueño de sí mismo. Vive en un mundo aparte, quizá como parte de la naturaleza que habita.

II. Áuryn (La Historia Interminable)

La Historia Interminable es la historia de un muchacho inseguro, acomplejado y desorientado que logra, a través de la lectura de un libro, viajar al mundo de Fantasía. Una vez allí, ayudado por dos personajes de ese mundo (un joven guerrero y cazador, Atreyu, y un dragón de la suerte, Fújur) conseguirá recorrer el camino de vuelta a casa, es decir, el camino de vuelta a sí mismo.

En esta historia, como en El Señor de los Anillos, una joya mágica, Áuryn, juega un papel importante.

Áuryn es un amuleto de oro con dos serpientes grabadas, una clara y otra oscura, que se muerden mutuamente la cola formando un óvalo (aparece en la cubierta del libro que está leyendo Bastian, La Historia Interminable). Este medallón era el signo que llevaba en Fantasía quien estaba al servicio de la Emperatriz Infantil (la máxima autoridad en ese mundo). Tenía poderes secretos que afectaban al portador de una manera u otra según la naturaleza de este. En general protege y guía a quien lo lleva en la dirección adecuada, siempre y cuando el portador no desee utilizar el poder del medallón para su propio interés. Áuryn tiene grabada en su reverso la inscripción «Haz lo que quieras» y esto no todos los portadores lo entienden. Significa que se debe actuar según la verdadera voluntad de uno, sin perderse en deseos «inauténticos», como le pasa a Bastian. Todas las criaturas de Fantasía respetan y temen el Signo de la Emperatriz Infantil (también llamado «El Esplendor», «El Pentáculo», «La Alhaja», ya que muchos habitantes de Fantasía no se atreven a pronunciar directamente su nombre). Áuryn da gran poder y cumple los deseos del portador siempre que éstos sean auténticos. Si los deseos no son auténticos, hace desaparecer recuerdos hasta acabar con la identidad del portador. A Caíron, a Atreyu y a Fújur les guía y protege, sin quitarles nada. No les perjudica porque ellos no quieren ser otra cosa que lo que son y sólo desean usar el poder de la joya para cumplir con la misión de salvar Fantasía. No le ocurre lo mismo a Bastian.

Efectos de Áuryn en sus portadores

Caíron. Al principio de la historia en Fantasía, el centauro y maestro médico Caíron lleva el amuleto colgado al cuello: es su portador y la Emperatriz Infantil le ha encargado entregar Áuryn a aquel que pueda encontrar remedio para salvar Fantasía de la Nada. Se quita la joya voluntariamente y se la entrega al nuevo portador. La magia negativa de Áuryn no le afecta.

Atreyu, joven cazador-guerrero de los pieles-verdes, recibe la cadena con el amuleto de oro de Caíron y acepta el encargo de salvar Fantasía. Caíron le aconseja no utilizar la joya, no usar de su poder: si así lo hace, Áuryn le protegerá y guiará. El portador debe dejar que ocurra lo que tenga que ocurrir. Después de una serie de aventuras, Atreyu descubre por fin que el remedio para salvar a Fantasía de la Nada está en manos del humano que le dé un nuevo nombre a la Emperatriz Infantil. Bastian será esa persona.

Fújur, un dragón blanco de la suerte, ayuda a Atreyu en su misión. Encuentra la joya, que Atreyu había perdido, y se la pone al cuello. Al cabo de un tiempo encuentra de nuevo a Atreyu y devuelve el amuleto a su anterior portador sin ningún problema (Nos recuerda a Sam).

Bastian, al dar el nombre «Hija de la Luna» a la Emperatriz Infantil, puede viajar al mundo de Fantasía y allí recibe Áuryn de manos de la Emperatriz Infantil, quien le encarga la salvación de Fantasía. Sin entender el sentido profundo del mensaje inscrito en la parte posterior del medallón, «Haz lo que quieras», Bastian se lanza irreflexivamente a hacer realidad una serie de deseos «inaunténticos». Y con cada uno, el personaje-protagonista va perdiendo su identidad. El León del Desierto se lo había advertido: la inscripción «Haz lo que quieras» quiere decir que se debe hacer la verdadera voluntad de uno. Y no hay nada más difícil, pues ello exige autenticidad y atención. Al final, después de muchas peripecias y con la ayuda de Atreyu y Fújur, Bastian consigue salvar Fantasía y también logra salvarse a sí mismo al aceptarse como es.

Así pues y para terminar ya, parece claro que en ambas obras dos joyas mágicas son el motor principal que precipita y desarrolla la acción. Esas joyas producen poder en sus portadores y pueden llegar a destruir su identidad, si son poseídos por ellas. La diferencia principal es que el Anillo Único ha sido creado específicamente para producir el mal y el único medio de conseguir algo positivo con él es destruirlo. En contraposición, Áuryn es una joya de poder ambivalente: puede ayudar a conseguir el bien o el mal, ello depende del uso que hagan de ella los portadores.

Hay bastantes semejanzas entre las dos joyas mágicas, pero esta importante característica que acabamos de apuntar marca la gran diferencia: Áuryn no tiene que ser destruida, pero el Anillo Único sí.