La Ciudad Internacional del Tapiz de Aubusson ha desvelado este viernes 20 de diciembre el último tapiz del año 2019, inspirado en una de Las Cartas de Papá Noel. Cada diciembre entre 1920 y 1943, los hijos de J.R.R. Tolkien recibían una misiva con un curioso remitente: Papá Noel. En ellas, con letra temblorosa y acompañadas de algunos dibujos o bocetos, les contaba maravillosos relatos sobre su vida y trabajo en el Polo Norte. Incluso, de vez en cuando, sus ayudantes el Oso Polar Karhu (que metía la zarpa con cierta frecuencia) y el elfo Ilbereth también participaban en la correspondencia.
Esta recopilación de cartas fue publicada originalmente el 2 de septiembre de 1976, por la editorial Houghton Mifflin bajo el título The Father Christmas Letters y estaba editada por Baillie Tolkien. En esta edición se omitieron algunas ilustraciones y cartas, que sí fueron incluidas en la posterior reedición en 1999, también de Houghton Mifflin, como Letters from Father Christmas, Revised Edition.
El tapiz desvelado está inspirado en la ilustración de la carta que recibieron los hijos de Tolkien en 1928. Este dibujo ilustra una de las muchas desventuras del Oso Karhu, que tratando de llevar una gran cantidad de regalos a los almacenes, rueda escaleras abajo.
La Navidad de 1928, la siguiente carta les llegó a John, Michael y Christopher del puño y letra de Papá Noel:
Cima del Mundo,
Polo Norte
Jueves, 20 de diciembre de 1928
Mis queridos chicos:
Otra Navidad y ya tengo un año más, igual que vosotros. Aun con todo, me encuentro bastante bien (muchas gracias por preguntar, Michael) y no me tiembla tanto la mano. Se debe a que ya vuelve a funcionar toda la iluminación y las chimeneas, después del año tan frío y oscuro que pasamos en 1927… ¿Os acordáis?
Supongo que recordaréis quién tuvo la culpa. ¿Qué creéis que ha hecho el pobre y querido oso esta vez? No es tan dramático como fundir todas las Luces del Norte, no os preocupéis. ¡El jueves se cayó rodando por la escalinata principal!
¿Quién había dejado el jabón en el primer peldaño? ¡No fui yo!
Estábamos bajando el primer lote de regalos desde los almacenes a la sala. El Oso Polar se colocó una pila enorme sobre la cabeza y cogió un puñado con los brazos. Y ¡bum!, ¡madre mía, qué escandalera! Después, gritos y quejidos desconsolados. Salí corriendo y vi que había bajado rodando la escalera con el hocico por delante y había dejado una estela de paquetes, bolsas de regalo y un montón de cosas más. Para colmo, había aterrizado encima de unos cuantos regalos y los había aplastado. Espero que no os tocara ninguno de esos por casualidad… Os he hecho un dibujo de lo que pasó. Al Oso Polar no le hacía mucha gracia que lo dibujara.
¡Pues claro que no!
Dice que mis dibujos navideños siempre lo dejan en ridículo y que algún año mandará uno él de mí haciendo el tonto (aunque ya sabéis que yo nunca hago el tonto, y además él no sabe dibujar).
Sí que sé. He dibujado la bandera del fondo.
Me agarró del brazo y estropeó el dibujito que había en el fondo de la luna sonriendo y el Oso Polar amenazándola con el puño cerrado.
Cuando consiguió ponerse en pie, corrió hacia el jardín y no se dignó ayudarme a recoger nada, porque me senté en un escalón y me eché a reír en cuanto vi que el estropicio no había sido muy grave. Por eso sonreía la luna: pero tuve que recortar la parte en la que salía el Oso Polar enfadado porque la emborronó.
Bueno, se me ocurrió que os apetecería ver cómo es mi caserón nuevo por dentro, para variar. La sala principal está debajo de la cúpula más grande, y es donde solemos guardar los regalos que ya están listos para cargarse en los trineos, que esperan en la puerta. La construimos entre el Oso Polar y yo, y colocamos todas las baldosas de color azul y malva. El pasamanos y el techo no quedaron muy rectos…
No es culpa mía. Papá Noel colocó el pasamanos.
… pero no importa. En las paredes pinté árboles, estrellas, soles y lunas. Entonces le dije al Oso Polar: «Te dejo los frisos a ti».
Me contestó: «Yo pensaba que ya hacía bastante frío fuera… Y los colores que has puesto dentro, tan verdosos azulados violáceos y grises, son heladores».
Yo le dije: «No seas tonto, osezno. Y esfuérzate. Además, mis colores ya tienen bastante contraste». ¿Qué creéis que hizo? Carámbanos de hielo por toda la sala para representar el frío (el pobre no se fija en lo que le dicen), ¡y unos colores brillantes para añadir un frío cálido!
Bueno, queridos míos, espero que os gusten las cosas que os he traído: están casi todas las que habíais pedido y algunas que no mencionabais y que se me ocurrieron en el último momento. Confío en que compartáis con frecuencia la estación de tren, la granja y los animales, y que no penséis que son única y exclusivamente del que los
encuentre en su calcetín. Cuidadlos bien, son algunos de mis mejores regalos.
Muchos recuerdos a Chris, a Michael y a John, que ya debe de ser mayor, porque no me escribe (como no me pidió nada he pensado en regalarle unas pinturas, espero haber acertado. Las eligió el Oso Polar, dice que sabe lo que le gusta a John porque a John le gustan los osos).
Con mucho cariño de vuestro Papá Noel
Y también del Oso Polar
Aunque por lo que parece el Oso Polar hizo de las suyas de nuevo, tal como vemos en la siguiente carta que recibieron, 6 días más tarde:
26 de diciembre de 1928
Lo siento muchísimo, le pedí al Oso Polar que echara la carta en el buzón y ¡se le olvidó! La hemos encontrado hoy
mismo en la mesa del salón.
Por favor, no se lo tengáis en cuenta, ha trabajado mucho para mí esta Navidad y está agotado. Hemos tenido unas
Navidades muy movidas. Ha hecho mucho viento. Algunos de los trineos salieron volando por los aires antes de empezar la ruta.
De nuevo, con mucho cariño,
Papá Noel
El tejido del tapiz fue confiado al Atelier Guillot, guiado por un cartón trazado por Delphine Mangeret. Los tejedores y tejedoras usaron alrededor de cincuenta colores hechos por el tintorero aubussonnais Thierry Roger y de un solo material, lana.
Si quieres leer un poco más sobre este tapiz, puedes hacerlo en este enlace.