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Tolkien: Su legado artístico IV – A Merry Christmas from Father Christmas

En esta ocasión traemos el análisis de una de las ilustraciones que Tolkien hizo para sus famosas Cartas de Papá Noel. Este artículo fue publicado originalmente en la Estel 80 y es obra de María Jesús Lanzuela «Selerkala.»

 

Estas cartas están recopiladas en un volumen publicado por primera vez por Houghton Mifflin en 1976, gracias a la edición de Baillie Tolkien (esposa de Christopher Tolkien). Si bien en esa primera edición se omitieron algunas cartas e ilustraciones, en la edición revisada de 1999 se publicaron todos los documentos.

Son una serie de manuscritos, ilustraciones, sobres, sellos y matasellos que J.R.R. Tolkien comenzó a enviar a sus hijos en 1920. Compinchado con el cartero de su barrio, conspiraba para hacer aún más creíbles las entregas. Poco antes de llegar a casa, el cartero avisaba a Tolkien, que picaba hielo y lo echaba sobre la carta para que, justo cuando llegase a manos de los niños, llevase aún un poquito de Polo Norte en ella. Imaginad las caras maravilladas de los pequeños. En otras ocasiones, dejaba las cartas junto al árbol de Navidad sobre los regalos.

En estos completísimos manuscritos, Tolkien contaba anécdotas que le ocurrían al mismísimo Papa Noel, narrándolo en primera persona. Y no sólo eso, sino que además, escribía en letra temblorosa, propia de un señor muy mayor que vive en el fresco Polo Norte. En algunas ocasiones esas aventuras las contaba su ayudante, el oso polar, con letras grandes y rotundas; y hacia los últimos años, también escribe su ayudante el pequeño elfo Ilbereth (¿os suena de algo ese nombre?) con trazos elegantes y alargados. Como podéis comprobar, no sólo a la hora de escribir cuidaba el lenguaje, sino que Tolkien también se preocupaba mucho por cómo cada personaje podría reflejar quién era y cómo hablaba en la forma de ‘dibujar’ las letras.

Además, acompañaba las cartas con preciosas ilustraciones de las aventuras que contaba, pero también decoraba el sobre, y se inventaba sus propios sellos. Aquí tenéis un ejemplo:

En los sellos creaba unas bonitas miniilustraciones, en las que a veces ponía el lugar de procedencia (North Pole) o a veces también el valor del sello (2 kisses). Son imágenes luminosas, expresivas y con un colorido muy contrastado.

 

En cuanto a la decoración del sobre, sigue el paradigma de la propia carta, con esa letra temblorosa, pero, a su vez, decorada a dos tintas con una caligrafía deliciosa. No en vano, la gran pasión de nuestro autor favorito eran las palabras, y le gustaba darles un bonito aspecto. Vayamos con la imagen de esta ocasión. Se trata de «A Merry Christmas from Father Christmas». Ha sido muy difícil elegir una ilustración de las Cartas de Papá Noel, porque todas tienen algo de especial; pero creo que ésta en concreto representa muy bien el espíritu de estas misivas que Tolkien escribía para sus hijos.

En primer lugar, nos llama la atención encontrarnos en el interior de una gran estancia. El protagonismo se lo lleva una enorme escalera que comunica un piso superior, en el que observamos una grandilocuente arquitectura, con insinuadas bóvedas de arista en el pasillo, entre cuyas columnas de apoyo se abren puertas apuntadas u ojivales, a la manera gótica. Sobre la tercera empezando por la izquierda hay una inscripción muy sutil, de las que se pueden apenas descifrar un par de «ST ?? E??», que imagino que nos indican que es una habitación importante. ¿Tal vez la del propio Father Christmas?

Frente a la segunda puerta empezando por la izquierda, en la abertura de la barandilla que deja paso a la escalera, vemos a Papá Noel, que parece haber llegado corriendo al lugar. Gesticulando con los brazos en alto, observa lo que acaba de pasar escaleras abajo: su ayudante, el oso polar, ha caído por las escaleras cuando bajaba cargado de regalos, dejándolos esparcidos por cada peldaño hasta llegar al suelo, donde el pobre se encuentra caído de bruces. Hay varios elementos que ayudan mucho a crear profundidad a la escena, y también perspectiva. Para empezar, tenemos la escalera, muy bien representada disminuyendo el tamaño de los peldaños conforme sube, para dar así sensación de profundidad. Pero también el enlosado del suelo, con cuadros blancos con dibujos, cuyas líneas de separación son gruesas y en color azul. Este damero está también muy bien conseguido, con una buena proyección perspectiva. Incluso la gran lámpara que cuelga del techo gana protagonismo para hacer ver que ese espacio es amplio, que hay una atmósfera entre el fondo y el primer plano y que aún queda espacio entre éste y el espectador.

Además, a la pared del fondo, la cual posee dos vanos de medio punto, le da un aspecto paisajístico, representando un bosque iluminado por la luna, el sol y las estrellas. En el vano de la izquierda se abre una puerta, a través de la cual podemos ver el paisaje del Polo Norte, lo cual aumenta la profundidad de la escena. Este es un truco muy usado por, por ejemplo, autores del Renacimiento como Durero, que dejaban ver paisajes a través de las ventanas. Al mismo tiempo, entre el damero del suelo y las puertas, incluye otro suelo distinto y frente a cada puerta coloca un felpudo en escorzo, lo cual todavía influye más en nuestra percepción de profundidad espacial, de modo que la conjunción de todos esos elementos nos hace ver que es una estancia muy grande y amplia. Digna mansión de Papá Noel.

Los colores y la mancha son protagonistas en planos del fondo, en los que no existe apenas dibujo (observad las bóvedas), pasando a ser algo complementario en la escena principal (donde está
el oso caído), en la que el dibujo bien delimitado enmarca los colores para dar mayor nitidez. La técnica utilizada parece ser acuarela, que, junto con los dibujos a pluma, eran los que más gustaban a Tolkien. Los colores se usan muy contrastados, como la franja roja y verde, tan típica de Navidad, y muy luminosos, como el suelo o el paisaje; y también muy alegres, ya que esta escena pretende
conseguir una inocente carcajada de los pequeños de la casa. No hay tono tenebroso ni misterioso: simplemente es un chiste ilustrado, un momento gracioso en mitad de las aventuras de Papá Noel y sus ayudantes. En resumen, se trata de una postal navideña con un buen toque de humor para divertir la imaginación de los pequeños (y nos tan pequeños) de la casa.

Sin duda las navidades en casa de los Tolkien debían ser una auténtica delicia, con un padre dedicado a la felicidad de sus hijos, contándoles historias frente a la chimenea y junto a un buen té caliente y pastas preparadas con todo el cariño por la buena de Edith… ¿Quién no querría viajar en el tiempo y hacerles una visita?